jueves, 31 de mayo de 2012

1ero. ¿Cuál fue el origen del hombre Americano?


La presencia de pueblos desconocidos, algunos de ellos en un desarrollo cultural relativamente “adelantado”, planteo a los europeos desde el descubrimiento de América, el problema del origen y la antigüedad de estos pueblos. Esto generó la aparición de diversas teorías. Así, hubo quienes les adjudicaron un origen semita explicándolo por migraciones de cananeos, fenicios, cartagineses o hebreos. Otros se pronunciaron a favor de un origen mediterráneo (griego, español o egipcio). Tampoco faltaron quienes basaron sus explicaciones en viejas leyendas de continentes desaparecidos, como la famosa Atlántida.

Hoy, la comunidad científica, luego de diversos estudios: geológicos, arqueológicos, antropológicos, etnográficos y lingüísticos, considera más aceptada la teoría de la o las migración asiática, a través del estrecho de Bering. Esta idea es defendida por diversos autores como Antonio Ulloa, Samuel G. Morton, Timoyhy Flint, Keith y Hrdlicka, éste último se torno el principal defensor de la teoría. Por ser la más admitida la analizaremos de una forma profunda.

           Geológicamente se ha comprobado que Asia y América estuvieron unidas, en ciertas épocas, a través de un puente terrestre llamado Beringia, cuya formación parece remontarse al terciario. La presencia de dicho paso se debió a las fluctuaciones que en el nivel del mar ocasionaron los avances y retrocesos glaciales. Técnicamente se les conoce con el nombre de regresiones (a la baja del nivel de las aguas) y trasgresión (al aumento del nivel) por las características peculiares de la plataforma continental a la altura de el Estrecho de Bering, una regresión de tan solo 46 metros dejaría al descubierto un angosto puente entre Chukotka (Asia) y Alaska a través de la isla de San Lorenzo; una regresión de 100 metros expondría a la superficie prácticamente la totalidad del fondo marino correspondiente a los mares de Bering y de Chukchi uniéndose, de esa manera, ambos continentes. Esta fue la ruta que necesariamente debieron utilizar vegetales, animales y hombres para su paso desde “El Viejo al Nuevo Mundo”.

El motivo de esta migración parece ser el de suplir las necesidades alimenticias.

Aunque Asia y América constituyeron un todo varias veces durante el transcurso de los glaciales, solo nos interesan las fluctuaciones ocurridas en el último de ellos, el Winsconsin, dividido en tres estadios: temprano, medio y tardío.

El ultimo glacial americano fue testigo de dos grandes regresiones: la primera durante el Winsconsin temprano cuando el nivel bajo a -115 metros y la segunda en el Winsconsin tardío -120 metros. En el Winsconsin medio, una serie de oscilaciones cálidas aumentaron el nivel de las aguas cubriéndose gran parte del puente terrestre.

De acuerdo con lo anterior, solo en dos oportunidades se contó con las condiciones necesarias para la “invasión” de América: entre 50.000 y 40.000 años atrás (Winsconsin temprano) y entre 28.000 y 10.000 años atrás (Winsconsin tardío).

Desde los estudios geológicos se deduce, pues, que si el hombre americano vino a América desde otro continente, las condiciones más propicias se le brindaron para hacerla desde Asia a través del estrecho de Bering. Además, al admitirse la posibilidad de dos o más “grupos migratorios”, se explican las diferencias entre las etnias.

Esta hipótesis se vio fundamentada por la lingüista estadounidense Joseph Greenberg; según la ambiciosa síntesis de datos lingüísticos, genéticos y dentales que propuso, los primeros americanos habrían llegado de Asia en (al menos) tres oleadas distintas, cada una de las cuales originó un grupo de lenguas diferente.

Las fechas también parecen concordar con los datos arqueológicos disponibles: basándose en el grado de diferencia entre las lenguas, se ha calculado que la lengua más antigua se hablaba en Alaska hace unos 12.000 años. Y los emplazamientos de los pueblos clovis, considerados los más antiguos vestigios del continente se remontarían a 11.500 años.

Muestras de ADN, recogidas de tribus, y un análisis molecular fino muestran que pueblos indígenas muy diversos (Esquimales de Alaska, Kraho y Yanomamos de Brasil) tienen más genes comunes que lo que se creía. El estudio hace pensar que estas etnias descenderían de una misma población cepa que, desde Asia, habrían llegado a América del Norte en una o varias migraciones.

Según los testimonios de las migraciones humanas, los primeros pueblos que se desplazaron hacia el continente americano, procedentes del noreste de Siberia hacia Alaska, portaban utensilios de piedra y otras herramientas típicas de mediados y finales del periodo paleolítico de la edad de piedra. Estos pueblos probablemente vivían en grupos de unos 100 individuos, pescando y cazando animales como venados y mamuts. Eran nómades y trasladaban su campamento unas cuantas veces al cabo del año para aprovechar los alimentos de cada estación. Al parecer, los primeros asentamientos se ubicaron en Alaska y más tarde fueron desplazándose hacia el interior del continente americano, buscando eliminar sus necesidades alimenticias.

Como dijimos antes, solo en dos oportunidades se contó con las condiciones apropiadas para la “invasión” de América por el estrecho de Bering: entre 50.000 y 40.000 años atrás (Winsconsin temprano) y entre 28.000 y 10.000 años atrás (Winsconsin tardío); estas fechas son a las procedentes de yacimientos arqueológicos. Por ejemplo, en el Yukón, en el actual Canadá, se han descubierto utensilios de hueso cuya antigüedad ha quedado fijada en el 22.000 AC, mediante las técnicas de carbono radiactivo. Los restos de hogueras descubiertas en el valle de México datan del 21.000 AC; se han hallado algunas lascas de herramientas de piedra cerca de ellas, lo cual determina la presencia humana en aquella época. En una cueva de la cordillera de los Andes peruanos, cerca de Ayacucho, los arqueólogos han hallado utensilios de piedra y huesos de animales triturados, cuyo origen se ha datado en el 18.000 A.C. Otra cueva de Idaho, Estados Unidos, contiene restos parecidos que datan del 12.500 AC. En ninguno de estos yacimientos aparecen objetos o herramientas con un estilo diferenciado.

El único objeto hallado que sí tiene un estilo propio apareció hacia el 11.000 AC y se conoce como puntas clovis. Los Clovis, una cultura prehistórica americana, que data del 11.500 al 11.000 AC; recibieron ese nombre porque el yacimiento en el que se han encontrado los objetos que la definen está próximo a Clovis (en el este de Nuevo México, Estados Unidos). Las primeras excavaciones se realizaron en el año 1932. Los elementos más característicos de esta cultura de la edad de piedra son puntas de proyectiles de sílex empleadas para dar caza a animales de gran tamaño, principalmente mamuts y bisontes. Estos filos, ricamente tallados, terminaban en una prolongación en forma de hoja con estrías a ambos lados, generalmente hasta media altura, y una base ligeramente cóncava. Medían entre 4 y 13 cm y se encajaban en palos de madera.

Las puntas de proyectiles encontradas en el yacimiento de Blackwater Draw estaban junto a huesos de mamut. En otros asentamientos (lugares al aire libre en donde los cazadores daban muerte a los mamuts u otros animales y después los descuartizaban) se han hallado herramientas de hueso y marfil, raspadores de piedra, piezas cortantes y martillos de piedra. Se considera que este material pone de manifiesto la presencia de algunos de los primeros seres humanos que cruzaron el puente de tierra helado del estrecho de Bering y se establecieron en el continente americano.

Aunque la cultura de Clovis se extendió por casi toda Norteamérica, especialmente sobre la zona central y sur occidental, puede haber alcanzado Centroamérica.

Todos estos testimonios arqueológicos nos llevan a concluir que:
ü  El hombre, una vez más, buscando suplir la necesidad de alimento, emigró,
ü  La hipótesis anteriormente expuesta, puede ser inclusive complementaria a otras teorías, los primeros “conquistadores” de nuestro continente tal vez no llegaron por la Beringia, pero seguramente fue de esta forma que llegaron gran parte de nuestros antepasados.
ü  El hombre americano desarrollo un utillaje importante, que lo ayudo a sobrevivir, a enfrentar el nuevo rito.

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